miércoles, 17 de septiembre de 2008

Preguntas

Escribo este post rápido antes de irme a la cama, a ver si consigo el ¿merecido? descanso.
En estos días en los que la ocupación está en poner en marcha los engranajes de la parroquia en el nuevo curso, sigo preguntandome por cómo servir mejor a los que los sacerdotes servimos.

Y en estos días no dejo de preguntar a los que tienen más experiencia que yo, y probada expeciencia en estas lides de la pastoral en las que yo soy un pequeño advenedizo.
La conclusión que saco es siempre la misma: ORAR.
Al cura la vida se la mueve la oración y lo que haga o deje de hacer es la consecuencia de la misma oración. En Madrid no tengo que esconderme para hacer la oración, pero sí que veo bueno -tremendamente bueno-, levantarse un poco antes para encerrarse en la oración.

La oración, respiración vital, dice el título de un libro de Daniel Ange (por cierto muy recomendado). Y cada día más me doy cuenta de su necesidad.

Que respiremos el respirar de la oración. Y que las bolitas de oxigeno (como en erase una vez la Vida), lleguen por la sangre hasta el Corazón y del Corazón, la oración se reparta por el cuerpo entero.
Por todo nuestro ser.

Creo que empiezo a delirar.
En la oración, marcho a dormir.

Un abrazo

viernes, 12 de septiembre de 2008

La vida del cura en Cuatro Vientos (I)



Ya llevo dos semanas en Madrid, y parece que no se me pasa mi paso por República Dominicana y Puerto Rico... Desde la primera vez que fui allá, de misiones al El Puerto, no se me pasa. Y como no se me pasa, sigo pasando.

En estos desbarajustes de jet lag y tormenta de granizo madrileña, me pregunto por la vida de los que el Señor encomienda a un sacerdote.
Porque parece que un cura no hace nada: "Trabajan media hora a la semana y con vino!" me decían. Pero no, trabajamos algo más. Y aunque para algunos la vida de un cura les parezca un rollo, a mi me resulta apasionante.

La vida sacerdotal es apasionante, pues tenemos la suerte de acompañar a la gente en los momentos más importantes de su vida; desde que nacen hasta que mueren, pasando por la primera Comunión, la adolescencia, el matrimonio (con todo lo que lleva consigo), las alegrías, los hijos, la enfermedad, la muerte, el nacimiento a la Vida nueva. Las caídas y las Levantadas por el Señor...
Vamos, ser cura es una suerte. Un llamado de Dios a ser testigo privilegiado del paso de Dios por la vida de cientos, miles de personas.


Y por la noche... sólo queda llegar a casa, postrarse en la Presencia del Señor y decir: "siervo inútil soy, Señor. Siervo inútil".
"Gracias, Señor".

jueves, 4 de septiembre de 2008

Don Eugenio Romero Pose. Un obispo amigo, un amigo obispo

Hoy te pongo otro video, un homenaje que hicieron a don Eugenio Romero Pose, que fue obispo auxiliar de Madrid, mi diócesis.
Don Eugenio siempre saludaba con un abrazo. Él comenzó la misión joven y la acabó en el cielo...

Desde allí nos espera a todos.
Cada vez que bajo a la cripta de la Almudena, me paso un rato a ver a don Eugenio. Al lugar de su tumba. Y le pido que me haga un santo sacerdote.
Un santo como pude ver en él. Como muchos jóvenes, y no tan jóvenes, de Madrid pudimos ver en él.

Me ha dado mucha alegría y emoción encontrarme con este video que quiero hoy compartir contigo.

Son 9 minutos. ¿los puedes dedicar a ver el rostro de un pastor, de un icono de Cristo?

un abrazo.
Gracias don Eugenio por tu testimonio. Bien sabes que en el Seminario me animaste mucho a seguir adelante. Gracias.