Tengo la gran suerte de pasar estos días en la Casa de la Anunciación de la Comunidad Siervos de Cristo Vivo. Aquí estaré hasta el día 20 que marcho a otra isla, a Puerto Rico...
Ayer fue un día lleno de emociones. Paré poco, pero no fue del todo asfixiante.
Por la mañana celebré la Misa de las 11 en la Casa y vinieron bastantes personas. Es impresionante la sed de Dios que tiene la gente en estas tierras. Acuden en masa a escuchar la Palabra de Dios, a hablar con el sacerdote, a confesar.
Antes y después de la Misa estuve confesando a un montón de gente que hacía cola en las sillas del salón.
Impresionante.
El Señor realmente hace maravillas con las personas a través del sacramento de la Alegría, como le gustaba llamarlo a Juan Pablo II. Porque verdaderamente es una alegría poder recibirlo TODO del Señor.
Se me venía a la mente una imagen. Cuando uno se está confesando, está aparentemente solo; pasando vergüenza por confesar las miserias personales. Pero verdaderamente uno, después de confesar humildemente todos sus pecados, está abrazado a la Cruz del Señor, con María... siendo bañado por la Sangre Preciosa de Jesús.
Nada se ha desperdiciado de su Sangre. Aunque parezca en algunos momentos que fracasó Jesús muriendo en la Cruz.
Nada de su Sangre se ha desperdiciado. De esto soy testigo, tú seguro que también. Todos los sacerdotes al confesar y, todos los que nos confesamos podemos vivir esta experiencia. Confesandonos en fe.
Por la tarde, estuve grabando un progama de TV, donde me pidieron que contara mi vida. Lo que el Señor ha hecho.
A pesar del maquillaje (¡si mi madre me viera!...) lo pasamos muy bien.
A la noche celebré la Eucaristía con la Comunidad.
Tiempo de gracia.
Seguiremos.
un abrazo
Ayer fue un día lleno de emociones. Paré poco, pero no fue del todo asfixiante.
Por la mañana celebré la Misa de las 11 en la Casa y vinieron bastantes personas. Es impresionante la sed de Dios que tiene la gente en estas tierras. Acuden en masa a escuchar la Palabra de Dios, a hablar con el sacerdote, a confesar.
Antes y después de la Misa estuve confesando a un montón de gente que hacía cola en las sillas del salón.
Impresionante.
El Señor realmente hace maravillas con las personas a través del sacramento de la Alegría, como le gustaba llamarlo a Juan Pablo II. Porque verdaderamente es una alegría poder recibirlo TODO del Señor.
Se me venía a la mente una imagen. Cuando uno se está confesando, está aparentemente solo; pasando vergüenza por confesar las miserias personales. Pero verdaderamente uno, después de confesar humildemente todos sus pecados, está abrazado a la Cruz del Señor, con María... siendo bañado por la Sangre Preciosa de Jesús.
Nada se ha desperdiciado de su Sangre. Aunque parezca en algunos momentos que fracasó Jesús muriendo en la Cruz.
Nada de su Sangre se ha desperdiciado. De esto soy testigo, tú seguro que también. Todos los sacerdotes al confesar y, todos los que nos confesamos podemos vivir esta experiencia. Confesandonos en fe.
Por la tarde, estuve grabando un progama de TV, donde me pidieron que contara mi vida. Lo que el Señor ha hecho.
A pesar del maquillaje (¡si mi madre me viera!...) lo pasamos muy bien.
A la noche celebré la Eucaristía con la Comunidad.
Tiempo de gracia.
Seguiremos.
un abrazo
4 comentarios:
The owner of this blog has a strong personality because it reflects to the blog that he/she made.
Hola Rodrigo:
Gracias por darnos luz con tus escritos! Me hubiera gustado verte en Santo Domingo, pero ahora estoy en Nueva York, con el mismo Señor de siempre, pero una nueva vida de casado! Feliz!
Nos encontraremos en algún punto del planeta!
Yuan
Dejarse hacer... siempre la misma constante...
Me gusta leerte. Espero tenerte pronto de vuelta.
Me gustaria muchisimo conoserte y darte un abrazo... eres mi idolo a travez del señor...
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