sábado, 9 de febrero de 2008

Ante el Amor de Dios

(llevo desde las 9 de la mañana intentando poner este post, y no me salen mas que problemas. Pruebo a colgarlo desde Youtube)
Este video, de Fr. Stan Fortuna, un sacerdote franciscano... no necesita presentación. Puede servir de introducción perfectamente. Puedes, simplemente disfrutar de ello. O pasar, como siempre.
Ahí va lo que quería ponerte desde esta mañana:

Llevamos ya varios días contemplando el Amor de Dios en nuestras vidas.

El hombre ha sido creado a imagen y semejanda de Dios. Somos la imagen de Dios en el mundo. Somos el icono de Dios.
Un icono de Dios muchas veces desfigurado por el pecado, la torpeza y la estupidez del hombre. Otras veces es un icono destrozado en el que no permitimos ver la imagen no de Dios, ni siquiera de una criatura que proviende de una Creación divina.

El pecado del hombre, mi pecado, siguen haciendo que Cristo esté desfigurado, esté camino de la cruz, flagelado, coronado de espinas por las calles por donde camino.
Y por respeto a la Sangre de cristo no podemos sino clamar por la justicia, clamar por que la dignidad del hombre sea respetada y defendida.

Pero sigue estando Cristo crucificado en las calles. Sigue Cristo en la cruz llamándote para que te acerques al Él, para que entregándote como Él se entrega por ti, sigas experimentando su infinito amor en la vida ordinaria.
Jesús resucitado, Jesús crucificado te llama en los pobres que hay en las puertas de las Iglesias y en los semáforos, en los limpiabotas que hay por las calles de Santo Domingo, en los que venden pañuelos por las calles de Madrid, en los que en la Puerta del Sol están tirados esperando que te acerques a ello.
Jesús resucitado, Jesús crucificado te llama en tu vecino que vive solo, en la señora que se ha quedado viuda y no tiene compañía, en el compañero de clase que otros marginan porque no es tan simpático o tan popular.

Oramos, experimentamos el Amor de Dios en nuestra oración, en la memoria de nuestra vida. Y esto es fundamental. Pero la fe sin obras es una fe muerta (Cf. Sant 2, 14-26)

1. Pónte en presencia de Dios ("Señor, te pido que me ayudes a estar en tu Presencia en este rato de oración, envía tu Espíritu Santo sobre mí, ungeme, haz que sea consciente al menos en este rato, que soy morada tuya, Templo de tu Espíritu Santo. Te pido Señor que pueda seguir, un día más, gustando tu Amor. Te doy gracias por todo lo que ya estás obrando en mi, Señor. Bendito seas...")

2. En la Presencia de Dios, con Él ante ti, en ti, experimenta cómo el Señor te pregunta: ¿sientes de verasd lo que oras? ¿pones en práctica tu oración, el amor de Dios que vas experimentando? ¿tu oración cambia tu vida?, tu vida, ¿contribuye a la calidad de tu oración?

3. Entra en la Palabra de Dios una vez más.
El Señor te está hablando con su Palabra
1Jn 4, 7-21
Sant 2, 14-24

4. Mantén un diálogo con Dios sobre la Palabra de Dios. ¿qué poso deja en tu corazón?
Pide la gracia de que tu oración fructifique en una vida de amor. De fe viva.

5. Reza un Padre nuestro en agradecimiento a Dios por el rato que habéis pasado juntos.



un abrazo

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