jueves, 7 de febrero de 2008

El Amor de Dios. Dios sigue llamando a tu puerta


Ayer orabamos sobre el amor de Dios. Sobre tantas atenciones como Dios tiene con nosotros.
Hoy y algún día más vamos a seguir orando sobre este gran amor que el Señor nos tiene. No hay prisa por llegar a ningún sitio... nuestro destino es el Señor.
De Él venimos y a estar con Él eternamente estamos llamados. Vamos a meditar, pausadamente, el gran amor que el Señor nos tiene.

Pidele al Señor, hoy que te haga experimentar su amor. Que no sea sólo discurrir ideas y, soluciones racionales. Que hoy gustemos el amor de Dios.

1. Jesús te visita hoy de nuevo. Entra en tu casa, en tu corazón. Déjale entrar.
No tengas miedo a su presencia, Dios quiere pasar un rato contigo.
Pónte de nuevo en presencia de Dios (Señor, te pido que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de tu divinidad. Envía tu Espíritu Santo sobre nosotros hoy, para que podamos estar en tu presencia en este rato de oración... Madre mía Inmaculada, concédeme este favor del Señor... )

Jesús está observando tu corazón, está observando tu vida. Déjale.
Siéntete mirado por el Señor.
¿Habrá descubierto alguno de tus ídolos?
¿qué te dice?
¿qué le respondes?

2. Entra en la Palabra de Dios:
Lc 5, 27-32
Jesús visita las casas y las vidas de los pecadores. Se mezcla con ellos...
¡Dios! El que no tiene pecado se mezcla con los pecadores... entra en la escena. Como un personaje más. Imagina que eres uno de los personajes que apacenen en la escena. Y mete tus sentidos en el pasaje del Evangelio.
¿Cómo es la textura de los vestidos? ¿A qué huelen las calles, las casas? ¿Cómo es la voz del Maestro?
¿Por qué muestra Jesús tanta deferencia hacia los pecadores?

Jesús desea ser amigo tuyo.
No le importa lo que tiempo atrás hayas hecho. LE IMPORTAS TU.

Dile que agradeces su amistad. ¡Es un privilegio!
¡Dios quiere ser amigo tuyo!

3. Pidele a Dios que te dé la gracia de insistir en lo positivo de tu vida. En experimentar que Dios te acepta y te elige.
Mantén un diálogo con tu amigo Jesús.

4. Reza un Padrenuestro agradeciéndole al Señor el rato que habéis pasado juntos.



un abrazo

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